Es lo que parece sucederle a Mariano Rajoy, que durante
semanas, imbuido en la personalidad del amable doctor Yekyll,
asegura no subir impuestos ni tocar las pensiones, y los viernes se transforma
en el señor Hyde para hacer lo contrario de lo que dice y dedicarse a
imponer subidas de impuestos, aplicar recortes a diestro y siniestro, y
eliminar derechos y prestaciones a los ciudadanos a golpes de decretos-ley.
Y, como en la novela, lo que se realiza bajo una
personalidad parece no ser conocido cuando se está bajo el influjo de la otra,
da pie al personaje para mostrar una expresión de absoluta inocencia e
incredulidad cuando se le reclama alguna responsabilidad por los actos que comete durante
los viernes de miedo. Nada es por su culpa ni en nada se equivoca. Antes al
contrario: el bueno de Yekyll-Rajoy se afana en procurar el bienestar y la
prosperidad de sus semejantes, aunque el malvado Hyde-Mariano, con alevosía
de Boletín Oficial del Estado, se dedique a empobrecer a todos, a descuartizar
el Estado del Bienestar y a dejar en el más absoluto desamparo a millones de
anónimos ciudadanos que no pueden
permitirse una asistencia sanitaria, costearse las medicinas o encontrar un
trabajo con el que poder hacer frente al techo del que los desahucian. En un comportamiento
totalmente anómalo, una personalidad pretende hacer creer que la recuperación y
el crecimiento están ya floreciendo en el país, mientras la otra disminuye las
pensiones, alarga la ya retrasada edad de jubilación y amenaza con volver a
recortar sueldos y subir todo lo que no esté ya por las nubes, lo que
lastra cualquier recuperación e impide todo crecimiento.
Mañana será,
pues, otro viernes de metamorfosis para Mariano Rajoy, que tiene a España
viviendo en el hilo del suspense por ver con qué personalidad aborda los
asuntos que ni a través de una pantalla de plasma dejan de atemorizar a los
españoles. De película.
No hay comentarios:
Publicar un comentario