Ignoro la causa de dedicar el día previo de las votaciones a
la reflexión, después de una campaña electoral. Es costumbre y norma de
obligado y legal cumplimiento en España. Pero se agradece. La capacidad atosigante
del período de propaganda electoral es abrumadora. Acaba uno harto y deseando
que finalice pronto: demasiado ruido. Sobre todo, para los que sabemos lo que
vamos a votar desde antes de convocar a urnas. Para quienes no necesitamos más argumentos
que las propias convicciones. Pero reconozco que también hay muchos que
necesitan ser convencidos sobre la opción que debieran apoyar con su papeleta, porque
no lo tienen tan claro. Es a ellos, seguramente una mayoría, a quienes está
dirigida una campaña publicitaria tan infantil y absurda sobre algo tan importante
para el conjunto de la población como es el modelo de sociedad y convivencia que
queremos constituir y que no se decide con meros lemas propagandísticos. Si
hablásemos de un detergente o un automóvil, tal vez podrían convencernos con la
promesa del que resulta más barato o dispone de más luces en el salpicadero,
porque íntimamente sabemos que todos lavan igual y andan para lo que sirven. La
única diferencia distinguible sería nuestra propia vanidad o ignorancia. Pero
para decidir qué nación hemos de conformar, una campaña electoral es
insuficiente, a menos que creamos que votar es como adquirir cualquier producto de
consumo de usar y tirar, y no la llave de la que dependerá el día a día de
nuestras vidas y la de nuestros hijos. Una decisión que no se adopta con
simples proclamas propagandísticos, por muy atractivos que nos parezcan. Por
eso no basta un simple día de reflexión para tomar la decisión. Se requiere que
lo hayamos pensado desde mucho antes y movidos por argumentos mucho más
profundos y determinantes que unos eslóganes publicitarios. Hay mucho en
juego. El futuro del país precisa de más meditación que un inútil día de
reflexión. Pero, sea cual sea el fruto de ésta, lo importante mañana es ir a votar.
Y eso es lo único que se puede decidir hoy. El futuro de España está en las manos
de quienes votan. Ni más ni menos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario