Las carreras populares, aparte del Maratón, son actividades deportivas que desde hace relativamente poco tiempo se vienen celebrando en distintos distritos, si no en todos, de la ciudad de Sevilla. Persiguen el fomento de esta especialidad deportiva y la participación ciudadana, además de orillar la utilización del automóvil, al menos durante el tiempo en que transcurre la carrera y por las vías de su recorrido.
No hay duda de que son beneficiosas para la salud de los
corredores, la limpieza del aire de la ciudad, el prestigio técnico y comercial
de los organizadores y patrocinadores e, incluso, para la economía de bares y
comercios existentes en el trayecto y en la meta de la carrera. Tampoco se
discute el derecho de los deportistas a compartir la vía pública ni la facultad
de las autoridades para autorizar este tipo de eventos.
Lo que se cuestiona es el elevado número de carreras que
cada año se celebra en la ciudad y la nula información que se facilita a los
vecinos afectados por ellas. No avisar con antelación de los cortes de calles y
las limitaciones al tráfico rodado a que se ven sometidos, aunque sea por un
tiempo limitado, barriadas enteras de la ciudad, constituye un abuso inaceptable
por parte de los responsables de estas carreras y de las autoridades que las
permiten. No se pueden aislar y dejar totalmente incomunicados barrios de
Sevilla a causa de una actividad más festiva que deportiva, ni siquiera durante
las pocas horas que dura el evento.
Sin embargo, es lo que sucede con muchas de estas carreras,
como la que se celebra cada año el último domingo de mayo en el distrito
Macarena Norte, que impide a los automovilistas salir o entrar a barriadas tan
pobladas como Los Arcos, Nuevo Parque, un sector de San Diego y Las Almenas, aún
tengan la obligación de hacerlo por imperativos laborales, una emergencia de
cualquier tipo o el mero derecho al ocio y al desplazamiento. Ningún anuncio en
los medios de comunicación de masas ni carteles en las vías afectadas advierten
con antelación a los vecinos de estas barriadas acerca de las limitaciones al
tráfico que sufrirán por causa de una carrera popular, a pesar de ser un evento
previsible que cuenta con un gran número de voluntarios dispuestos a impedir la
circulación de vehículos a motor.
No es la primera vez, ni será la última, que estas carreras
producen altercados con algunos vecinos a los que se les niega la posibilidad
de utilizar su coche, sin importar el motivo que le impulse a ello. El derecho
a correr prevalece sobre el derecho a la libre circulación del ciudadano, sin
que se tomen medidas para compaginar ambos derechos. Tomar en consideración la
posibilidad de que algunas personas tienen que obligatoriamente utilizar su vehículo
cuando otros se divierten, es algo que se solventaría con la simple notificación
previa del evento. Este aviso no sólo sería de agradecer sino que sería una
muestra de hacer bien las cosas, pensando en todos y no exclusivamente en los
corredores y demás beneficiarios con su organización. Una simple nota con la que
se conseguiría que dejaran de ser consideradas unas carreras abusivas. ¿Es
mucho pedir?
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