Eres mi Susan y te busco desesperadamente. Te necesito siempre a mi lado porque me haces sentir seguro, me infundes confianza como si fueras un bastón en el que puedo apoyarme para no resbalar o caerme, para corregir mi cojera emocional. Cualquier duda te la consulto y cualquier dolor me lo consuelas. Los problemas y las preocupaciones parecen más livianos cuando los afrontamos juntos y encaramos el futuro sin miedo, formando una piña sólida que puede con todo. No hay desafío que contigo no sea asumible, ni derrota que no podamos superar u olvidar entre risas y nuevos proyectos. Las noches las compartimos entre sábanas, confidencias y caricias, y los días nos dan la oportunidad de confabularnos para tener motivos de seguir unidos cada hora, cada minuto, cada segundo. Pero, aunque nos mantenemos inseparables uno junto al otro, los años me han aflorado cierta intranquilidad, un desasosiego imperceptible pero constante. Me han despertado el temor a una soledad a la que no estoy, ni estamos acostumbrados. Un miedo al vacío de una existencia solitaria, sin sentido, sin ti. Por eso te echo constantemente de menos a pesar de que te hallas a mi lado. Como si estuviera buscándote desesperadamente y no te encontrara. Una sensación absurda que sólo con tu mirada se calma. Porque eres mi Susan y no dejo de buscarte desesperadamente.
domingo, 18 de febrero de 2018
Buscándote desesperadamente
Eres mi Susan y te busco desesperadamente. Te necesito siempre a mi lado porque me haces sentir seguro, me infundes confianza como si fueras un bastón en el que puedo apoyarme para no resbalar o caerme, para corregir mi cojera emocional. Cualquier duda te la consulto y cualquier dolor me lo consuelas. Los problemas y las preocupaciones parecen más livianos cuando los afrontamos juntos y encaramos el futuro sin miedo, formando una piña sólida que puede con todo. No hay desafío que contigo no sea asumible, ni derrota que no podamos superar u olvidar entre risas y nuevos proyectos. Las noches las compartimos entre sábanas, confidencias y caricias, y los días nos dan la oportunidad de confabularnos para tener motivos de seguir unidos cada hora, cada minuto, cada segundo. Pero, aunque nos mantenemos inseparables uno junto al otro, los años me han aflorado cierta intranquilidad, un desasosiego imperceptible pero constante. Me han despertado el temor a una soledad a la que no estoy, ni estamos acostumbrados. Un miedo al vacío de una existencia solitaria, sin sentido, sin ti. Por eso te echo constantemente de menos a pesar de que te hallas a mi lado. Como si estuviera buscándote desesperadamente y no te encontrara. Una sensación absurda que sólo con tu mirada se calma. Porque eres mi Susan y no dejo de buscarte desesperadamente.
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