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Foto: Ana Becerra Carmona |
Sin compartir las creencias que las motivan, no puedo dejar de admirar
la belleza plástica de unas imágenes que expresan con barroquismo tenebroso el
dolor y la muerte, mientras una luz crepuscular, que amarillenta la atmósfera, hace
resaltar, en contraste con la vida vegetal que lo enmarca sobre una Giralda que
asiste respetuosa y silente, el repetido y siempre inaugural estremecimiento por
una trascendencia en la que buscamos sentido a la existencia, para encontrar
siempre la mano del hombre, la creatividad humana, demasiado humana.
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