viernes, 6 de septiembre de 2013

Amaneceres de septiembre

Ribera del Huéznar
Mi memoria está impregnada de otoños y del color amarillento de esos días tenues arropados de brumas al amanecer. Aún no se ha ido el verano cuando ya septiembre despierta el júbilo por el frescor de las mañanas y el vuelo de las hojas que tapizan la tierra de una tonalidad ocre que apacigua los sentidos y reverdece los recuerdos. Amaneceres de septiembre que erizan la piel con todos los otoños que han impresionado la retina con la dulce melancolía de una soledad ensimismada. Y hacen resurgir, como en una primavera equivocada, los brotes nunca marchitos de lo que jamás se olvida, permitiéndote recobrar aquel estremecimiento de la primera vez. Así renace siempre en septiembre la esperanza de encontrar lo que sirve de alimento a la memoria y que no dejamos desaparecer bajo el pesado manto de los años. Sus amaneceres preludian, cada año, una nueva oportunidad a quienes se empeñan en perseguir la felicidad.


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