Aplastado por el tiempo, dejo de perseguir los sueños que
alimentaban mis fantasías. Sucumbo a una incredulidad que ahoga todas las utopías.
Dejo que la pasión se consuma como una llama sin combustible y que la monotonía
asfixie cualquier aliento de expectativa y futuro. En la soledad de las noches
busco a escondidas el rastro de aquella luna que era capaz de ejercer un
hechizo misterioso en el ánimo de quien pretendía ahuyentar con su brillo los espantos
de las tinieblas, pero la desesperanza acaba venciendo a una mano que no consigue
atraparla. Entonces garabateo mi desazón por no poder ver una luna llena que me
esquiva tan alto, tan lejos, tan pronto. Como tú.
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