Septiembre es un mes de transición, de tránsito entre estaciones, que nos aclimata a cambios por venir. Es un mes extraño en que el calor se hace húmedo y se pega al cuerpo como un último arrebato por no dejarnos. Pero las noches traen ya las brisas frescas que preludian el invierno y el chisporrotear de las chimeneas. Transitamos por él sin darnos cuenta de que apuramos otro año donde todo queda atrás, demasiado pronto. La Luna sigue estando tan alto y tan lejos como nuestros sueños. No es lo que cantan The Waterboys, pero me lo hacen sentir.
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