A partir de hoy, las horas se embobarán con el vuelo hipnótico
de las moscas y los días irradiarán una luz que teñirá con el color del mar a
ciudades y ánimos. El aire, sofocante pero diáfano, traerá olores a placeres renovados
y aromas de la infancia, cuando el temprano ajetreo en la cocina anunciaba
jornadas de diversión junto a la arena y las olas. Y recuerdos de sonrisas
abiertas como el horizonte azul del Atlántico y apetitos saciados con temblores
de ingenuidad o arrebatos de imprudencia. Vendrán noches sin prisas para la
contemplación de las estrellas y charlas desinhibidas sobre los misterios de
las amapolas o los ovnis, con las que se nutre la convivencia y la amistad. Volverá, desde hoy,
el tiempo apacible de lecturas pendientes y paseos sin rumbo hasta lo más
recóndito de la voluntad. Así será el verano que hoy arranca: una estación que
zamarrea al alma adormecida por obligaciones y horarios y que, cada temporada, desborda
vitalidad al calor de la vida. Hasta la música conmemora, hoy, su Día Mundial
para promover el intercambio cultural entre los pueblos a través del único
idioma que une y no nos separa: la música, con sus melodías y cánticos. Con ella podemos dar la
bienvenida al verano, disfrutando de esta noche más corta del año. ¡Adelante y que tengáis buenas vibraciones!
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