Cristina Cifuentes |
La última representante de esa derecha lenguaraz en
ampararse en este tipo de ofensas y mentiras para defenderse en el Parlamento
autonómico ha sido la presidenta de la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes, quien ha
afirmado que su comunidad financia la sanidad y la educación de Andalucía
porque la Junta ,
en manos de los socialistas, es incapaz de obtener los recursos propios suficientes
para prestar estos servicios a los ciudadanos andaluces. Se ha valido de
ofensas y mentiras para hacer crítica política contra el Gobierno socialista de
Andalucía, con esa actitud tan despreciativa y faltona propia de la derecha
arrogante cuando atiende sólo sus intereses y privilegios. Para ello, ha
seguido el guión de un argumentarlo antiguo pero recurrente y con el que no
importa faltar a la verdad y enfrentar a unas comunidades con otras, fomentando
división y desigualdad entre los ciudadanos, por réditos políticos, partidistas
y electorales. No es la primera vez.
Ana Mato |
El Gobierno de la Comunidad andaluza y hasta la manera de ser de
los andaluces, incluido su habla diferenciado del castellano, han sido motivos
de agravios por parte de una derecha que no tolera no haber podido arrebatar a los
socialista el poder en la región durante todo el actual período democrático y a
pesar de los escándalos en que se han visto envueltos aquellos. Y una de las
maneras que tienen de hacer oposición y cuestionar la labor de la Junta de Andalucía es
infamar, no sólo al Gobierno de la región, sino también a los andaluces.
Existen precedentes: Ana Mato, compañera de Cifuentes y
exministra de Sanidad que tuvo que dimitir por su participación a título
lucrativo en el caso Gürtel de corrupción, llegó afirmar que los niños andaluces eran
“prácticamente analfabetos”. Años más tarde, esta misma señora volvió a infamar
el sistema educativo andaluz al decir que los niños tenían que sentarse “en el
suelo de las escuelas”, por carecer de pupitres, se supone. Otra “líder en
ofensas” del mismo partido, Esperanza Aguirre, cuando ocupó el cargo que ahora
detenta Cristina Cifuentes, espetó que los socialistas en Andalucía sólo
utilizan “el dinero de los contribuyentes para dar pitas, pitas, pitas…” a la
gente, refiriéndose a que la “alimentaban” como las gallinas, a base de
subsidios y ayudas. Por si había alguna duda, remachó: “La gente del campo sabe
a qué me refiero”.
Artur Mas y Josep A. Duran Lleida |
Una exdirigente del Partido Popular en el
Parlamento de Cataluña, Monserrat Nebrera, no se le ocurrió mejor crítica que
mofarse del acento de la entonces ministra Magdalena Álvarez, de cerrado acento
andaluz, lamentándose, además, de que cuando llamaba a hoteles de esta región
no se enteraba de lo que decían. Y es que la derecha catalana, sea nacionalista
o no, acude al tópico cada vez que quiere preservar sus privilegios y denostar
los impedimentos que, a su juicio, no dejan que Cataluña, como Madrid, retenga
sin contribuir toda la riqueza que genera. Lo dejó muy claro el antiguo portavoz
de CiU en el Congreso de los Diputados, Josep Antoni Duran Lleida, cuando
contestó que sólo “defiendo lo nuestro” al ser criticado por atacar en un mitin
a los jornaleros andaluces y extremeños que se benefician del Plan de Empleo
Rural (PER). Los acusaba de pasarse el día en el bar gracias al PER, mientras
el payés no puede recoger la fruta en Cataluña porque no hay dinero. Hasta el
mismísimo expresidente de la
Generalitat catalana, Artur Mas, recurrió en su día, en un
debate sobre la inmersión lingüística en Cataluña, a la burla despreciativa con
Andalucía al comparar que los niños catalanes, a pesar de todo, sacan las
mismas notas de castellano que los de Salamanca, Valladolid o Burgos, cuando
los de Sevilla, Málaga, etcétera, a veces no se les entiende. Ofensas gratuitas
y mentiras vergonzantes.
Son ofensas para distraer y ocultar mentiras. Ni
los payés catalanes ni las comunidades de Madrid, Cataluña y Baleares financian
a Andalucía, Extremadura y Castilla
Del mismo modo que un rico no le paga a un pobre la
educación de su hijo, sino que entre todos los contribuyentes lo hacemos en proporción
a nuestros niveles de renta, tampoco Madrid financia la Sanidad o la Educación en Andalucía,
como afirmaba la presidenta de aquella Comunidad, mintiendo consciente y
descaradamente y con voluntad de ofender. Y como lo hicieron otros antes que
ella, comulgando todos ellos con esa ideología de derechas que está en contra
de contribuir a la redistribución de la riqueza para posibilitar la igualdad de
oportunidades y derechos a todos los españoles, sin distinción. Una derecha,
nacionalista o constitucionalista –como gustan ahora definirse los partidos
conservadores de ámbito estatal-, que arremete con infundios, mentiras y
ofensas contra poblaciones y gobiernos autonómicos ajenos a su influencia para
desprestigiarlos, erosionar su apoyo popular y confrontar sus políticas, aun
poniendo en peligro la convivencia entre regiones y entre ciudadanos.
Con ofensas gratuitas y mentiras descaradas se
pretende socavar, en defensa de intereses espurios y privilegios inconfesables,
la solidaridad que el sistema tributario y la financiación autonómica permite a
cualquier ciudadano, sin discriminación, acceder a los servicios públicos
esenciales que garantiza
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