jueves, 16 de junio de 2016
Cosas peores
La última advertencia de la Organización Mundial
para la Salud
(OMS) es sumamente curiosa e inútil. Advierte de que las bebidas calientes,
como el café, el té o el mate, pueden provocar cáncer de esófago a causa de la
temperatura del líquido y no por su composición u otros factores. Es una alerta
curiosa porque, de entre todas las sustancias sobre las que hay constancia de
su malignidad (alcohol, tabaco, drogas, etc.), las bebidas calientes, de uso
cotidiano y extendido, son las que menos riesgo representan para la salud de
los consumidores. Y es inútil porque el aviso no modificará los hábitos alimenticios
de la población (desayunar con café o tomar té a media tarde) por un remoto
riesgo de contraer cáncer de esófago mientras se está expuesto a peligros más
probables y graves para la salud como son el tráfico y sus gases contaminantes,
las grasas y el colesterol, el alcohol y las patologías hepáticas o las políticas
de austeridad del Gobierno que generan paro y pobreza. Hay cosas peores para la
salud y la integridad física y mental de las personas que esas bebidas calientes que ayudan a
despertar y espabilar a la gente y que suponen, si acaso, las únicas alegrías
que pueden permitirse para soportar cada jornada. Si las carnes están tratadas con
hormonas, los vegetales con herbicidas, el agua contiene impurezas y los
refrescos demasiado azúcar, ¿qué nos queda? El café y el té. Pues, mire usted,
de algo hay que morir, pero desayunados y calentitos. No te jode.
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