De igual modo, de las limpias pero ardientes y yermas dunas
de los desiertos de Oriente brotan las semillas más crueles del terrorismo
integrista religioso, las que alimentan a los asesinos que matan sin piedad a
inocentes culpables de nacer entre infieles y vivir en sociedades libres que no
se rigen por versículos del Corán ni de la Biblia , sino por artículos de constituciones y
leyes laicas. Son las arenas del mal donde conspiran los yihadistas enfrentados
al mundo en una guerra que sólo persigue sembrar el mal, atormentar al
indefenso y causar pánico. El mal intencionado por seres que se valen de
excusas trascendentales para golpear y matar, volar trenes, estrellar aviones,
ametrallear redacciones y salas de fiesta y poner bombas en los lugares más
vulnerables e inofensivos, causando el mayor número de víctimas. Arenas del mal
que sirven para cultivar la intención consciente de dañar, de infligir por placer
el mal, y adoctrinar al ser humano en lo más inhumano y deplorable de su
condición: la maldad.
Esta semana mostró su faz más dañina y negra en París, antes
en Egipto, Londres, Madrid o Nueva York, trincheras apropiadas para inmolar a
confiados inocentes e inmolarse suicidas verdugos de la maldad. Mañana serán
otros los escenarios en los que el mal hará su aparición cobarde y ruin,
siempre aprovechando los derechos y las ocasiones que les dispensan la
tolerancia y la libertad de las víctimas, de los inocentes que confían en la
bondad y la racionalidad de las personas.
Carecemos de un poeta del mal que nos describa el que procede de aquellas arenas estériles y malignas, que nos relate una “sociodicea” que intente justificarlo con guerras de religiones o choque de civilizaciones, cuando la única causa es el propio mal intencionado, cuya mayor y más perversa victoria sería, como explica Salvador Giner*, no darle crédito y atribuirle alguna causa impersonal. El mal por el mal existe y hoy lo encarnan los yihadistas asesinos de inocentes.
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* Salvador Giner, Sociología del mal, edita Los libros de la Catarata, 2015. Madrid.
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