domingo, 6 de julio de 2014
Sombras de la noche
La noche me desvela con sombras que me acorralan en la esquina del terror, donde me estremecen ruidos desacompasados que nacen en mi interior y golpean mi mente. Huyo a oscuras por los pasillos para escapar de los miedos y me refugio en la soledad de un pánico que espanta el sueño. Ni los tranxiliums ni las lecturas desesperadas logran calmar la ansiedad de un temor infundado y sólo el cansancio acaba venciendo unos párpados agotados de velar la nada. Sin embargo, en cuanto las primeras luces se escurren entre las rendijas de las persianas y disuelven la oscuridad, atravesándola con haces luminosos cual espadas refulgentes, abro los ojos somnolientos y olvido el pavor de una noche tenebrosa. Recupero el aliento con la llegada del nuevo día, sin importar si es soleado o nuboso. Siento otra vez la vida palpitando jubilosa con cada latido y vuelvo a confiar en el mañana.
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