Uno de los sellos discográficos más mimados y exquisitos de mi fonoteca es Windham Hill Records, al que pertenecen artistas tan desconocidos como virtuosos, como William Ackerman, Mark Isham, Michael Hedges y mi idolatrado George Winston, entre otros pocos. Son músicos heterodoxos y sublimes -guitarritas y pianistas, sobre todo-, capaces de disponerte a filosofar sobre la inverosimilitud del universo y la insignificancia del ser, es decir, cuando nos entregamos a divagar en las musarañas en días tan anodinos, como hoy o cualquier otro, en que olvidamos las preocupaciones y nos entregamos a la nada.
Precisamente, para no extraviarnos en la infinitud de
nuestras pendencias, el guitarrista Micheal Hedge nos recuerda esos límites
aéreos en su álbum Aerial Boundaries, con el que nos deja hechizados con
su capacidad para arrancar tantos sonidos a su guitarra hasta conseguir melodías
extrañas, pero inquietantemente hermosas. Una música evocadora para momentos de
plácida contemplación de uno mismo y sus circunstancias, que hace las delicias a los melómanos de la música no comercial. Búsquenlo y disfrútenlo. ¿Tiene
algo mejor que hacer?
No hay comentarios:
Publicar un comentario