Exploramos otros planetas en busca de vida, no sólo para
descubrir minerales u otros materiales que podrían ser de utilidad en la Tierra,
esquilmada ya de sus riquezas naturales. Y uno de los rastros por los que se
podría detectar algún vestigio de vida es la existencia de una tenue franja de
color verde, visible desde el espacio y principalmente de noche, en las capas
altas de la atmosfera de un planeta, como sucede en el que habitamos. Se trata
de un efecto producido por la excitación de los átomos de oxígeno presentes en
la atmósfera por acción de los rayos del Sol, un fenómeno parecido al que causa
las auroras boreales. Y tal franja verde ha sido descubierta ahora, por primera
vez, en la atmósfera de Marte, para interés de la comunidad científica y
alborozo para los amantes de las especulaciones marcianas.
El hallazgo, a pesar de ser teóricamente predecible, nunca
antes se había realizado por la improbabilidad de conseguir tales mediciones experimentales.
Sin embargo, gracias al empecinamiento de investigadores españoles -como Juan
José López Moreno, del Instituto de Astrofísica de Andalucía-, que trabajan
para la misión ExoMars de las agencias espaciales europea y rusa, se ha logrado
detectar por primera vez esa franja verde en la atmósfera de Marte, acometiendo
simplemente una modificación en uno de los instrumentos que rastrean gases de
la sonda que actualmente, desde 2016, orbita el planeta rojo. Ese instrumento
está diseñado para analizar de manera vertical trozos de columnas de la atmósfera
del planeta y detectar en ellas los distintos componentes que las forman,
habitualmente nubes, gases y polvo. Pero, siguiendo las indicaciones de estos
investigadores, se procedió a reorientar el NOMAD, el instrumento encargado de
estas mediciones, para que observase el perfil de la atmosfera mirando hacia el
horizonte en vez de hacerlo perpendicularmente, en vertical. De este modo, se ha
podido confirmar la hipótesis sobre la probabilidad de que, también en
la atmosfera de Marte, se produzca ese “aliento” que tiñe de verde una de sus
capas más externas. Para algunos, tal franja verde podría indicar el rastro de
algún tipo de vida capaz de realizar la función de la fotosíntesis con la que
las plantan “fabrican” oxígeno.
Lejos de estas ensoñaciones con vida marciana, los propios investigadores del proyecto se han apresurado a racionalizar las expectativas, al asegurar que la raya verde se debe a la disociación de las moléculas de dióxido de carbono, abundantes en aquella atmósfera, lo que posibilitó que los átomos de oxígeno procedentes de la ruptura interactuasen con la luz solar, causando la franja verdosa. No obstante, ello no resta viabilidad al experimento como rastreador de indicios de vida en los exoplanetas en que se detecten franjas verdes mucho más intensas en su atmósfera, compatibles, en tal caso, con la produción de oxígeno mediante fotosíntesis. Y es que el sueño de la búsqueda de vida en el espacio jamás se rinde ante ninguna evidencia que lo desmienta. Porque, entre otros motivos, cada vez conocemos cosas que antes se ignoraban y vemos fenómenos que no éramos capaces de percibir, como ese aliento verde en el cielo de Marte.
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