Si la historia avanza en una sóla dirección, del pasado al presente, camino de un futuro que no sabemos cómo será pero al que los hechos pretéritos condicionan, haciéndolo asequible o imposible a nuestros anhelos y proyectos, entonces es conveniente guardar memoria de lo que marcó un hito y cambió en el pasado el curso de esa historia. Es bueno recordar aquellas efemérides de acontecimientos que nos condujeron a un futuro mejor que hoy es ya presente. Este año nos brinda la oportunidad de celebrar muchas de ellas, de variada significación. Estas son algunas:
Hace 500 años se produjo una escisión de la Iglesia católica,
promovida por un fraile que estaba en contra de la venta de indulgencias, con
las que los ricos y poderosos compraban el perdón de sus pecados, y la corrupción
reinante en la Roma
de los Papas. Martín Lutero emprendió, clavando un simple papel con sus “95
tesis” en la puerta de la iglesia de Wittenberg (Alemania), lo que se conoce
como Reforma Protestante, que tuvo
consecuencias, no sólo religiosas, sino también políticas. Fue en 1517.
Hace 100 años estalló la Revolución Rusa , un movimiento
compuesto por campesinos, obreros y soldados que se enfrentaron al poder absolutista
de los Zares, con Nicolás II como último soberano, y lograron derrocarlo,
implantando el comunismo, basado en la doctrina de Karl Marx. Aquello supuso
una enorme esperanza para los trabajadores del mundo entero, aunque hoy casi
ningún país mantiene un régimen comunista, por las desviaciones y atrocidades
cometidas en su nombre. Fue en 1917.
Mañana, hace 86 años, se cumple el aniversario de la Segunda República española,
a la que dedicaremos un comentario más extenso. Sus conquistas y su ilusión no
se han perdido, aunque fuera un intento frustrado por la modernidad de España. Fue
en 1931.
Hace 80 años que aviones de Hitler y de Mussolini se aliaron
para perpetrar un despiadado bombardeo sobre la población de Gernika (Vizcaya) en apoyo a la
sublevación del dictador Francisco Franco contra la República española. Es
oportuno recordar quiénes se alinearon con unos y con otros para valorar el
curso de los acontecimientos, sin que las mentiras de los vencedores logren
ocultar la verdad. Fue en abril de 1937.
Hace 75 años de la muerte en una cárcel franquista de
Alicante del poeta Miguel Hernández.
Su delito: poner su sensibilidad a ras con su honestidad y mantenerse fiel al régimen
legítimo y democrático de la República. La
muerte, el exilio o el silencio eran el precio que impuso la dictadura de
Franco a la ilustración y la inteligencia que no se doblegaron frente a la
fuerza bruta de los sublevados vencedores. Fue en 1942.
Hace 50 años de la muerte del “Che” Guevara, asesinado en Bolivia, donde pretendió extender el
foco revolucionario que había iniciado en Cuba, al lado del dirigente Fidel
Castro. Fue en 1967.
También hace 50 años de la publicación de Cien
años de soledad, de Gabriel García Márquez, la novela considerada la segunda en
importancia en lengua castellana, después del Don Quijote de la Mancha , de Cervantes. Un
buen motivo para leerla.
Hace 50 años de la muerte de José Martínez Ruiz, “Azorín”, un maestro de la concisión y
la precisión en el periodismo y la literatura de España. Era figura destacada
de la generación del 98 que no dudó en abordar la realidad de España en sus
obras, a través del paisaje, las ciudades y los personajes. Otro motivo de
lectura para conocerlo.
Y, por último en este sucinto resumen, hace cerca de 45 años
de la Revolución
de los Claveles, en el vecino Portugal, cuando el Ejército materializó, con
el Movimiento del 25 de abril, la sublevación más pacífica y deseada contra la
dictadura salazarista, a la que derrocó, posibilitando una transición hacia la
democracia que, desde España, causaba admiración y envidia. Nada, desde
entonces, ha sido como imaginábamos, pero fue mejor de lo que teníamos. Así se
avanza hacia el futuro, casi a ciegas.
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