Otro que se muere y nos deja aquí con caras de gilipollas, solos frente a bufones más obscenos y peligrosos que él y que pululan en la política no para hacernos reír, sino llorar. Va y se muere, discretamente, sin hacer ruido y de madrugada, Javier Krahe, un heterodoxo cantautor de ironías y sarcasmos que removían la confortable indiferencia de tu existencia, anodina y burda como la de cualquier gilipollas, de esos que se cubren con una corona de banalidades. Este verano infausto está caracterizándose por la pérdida de artistas que nos hacían más llevadero y entretenido este trance del vivir. Antes fue un actor y ahora un músico. Mañana seremos nosotros, pero sin que nadie nos recuerde más que por lo que fuimos: unos auténticos gilipollas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario