Francisco Granados |
Luis Bárcenas |
Hace escasos días fueron varios alcaldes y un
exvicepresidente de la
Comunidad de Madrid, entre otros, los que ingresaron en
prisión por cometer esos delitos en los que se especializan, al parecer, los
que se dedican a la política para prosperar: robar dinero público mediante
cohechos, tráfico de influencia y comisiones. Lo habitual. Cumplirán el
procedimiento y, tras ofrecer la imagen deseada de una justicia igual para
todos, saldrán al poco tiempo al conseguir enseguida el tercer grado y la
libertad condicional, independientemente de la cantidad saqueada y nunca recuperada.
Así, al tiempo que Francisco Granados,
exsecretario general del Partido Popular de Madrid, ocupaba su celda junto a Gerardo Díaz Ferrán (ex patrono mayor de la patronal) y Luis Bárcenas (exgerente y tesorero del mismo partido, a nivel
nacional), salía tan contento Jaume
Matas, expresidente de Baleares y exministro de José Mª Aznar, tras pasar
sólo tres meses entre rejas. Otros aguardan el mismo recorrido, como Carlos Fabra, el que construye
aeropuertos sin aviones y que antes de entrar ya espera un indulto, e Isabel Pantoja, que tiene a España
hecha unos mocos y a la que aguardan tras los barrotes su examante, Julián Muñoz, delfín de Jesús Gil en la
cosa de los saqueos marbellíes, y su exesposa, Maite Zaldívar. Muchos más se amontonan en la puerta como si la
cárcel estuviera de rebajas. Hay tramas por doquier e inquilinos pendientes de alojamiento penitenciario con los ERE, Pokémon, Palau, Brugal, Pujol y demás casos de la geografía corrupta de España.
Mario Conde |
Mario Conde, que
no es del partido que más gente tiene en la cárcel, también anduvo entre
barrotes el período suficiente para escribir un libro lacrimógeno y doctorarse
en tertulias donde impartir lecciones de moralidad política y social. Tampoco
es que devolviera nada de lo saqueado en Banesto,
al que arruinó y tuvo que ser “rescatado” para “fusionarlo” con el banco Santander antes de ponerse de moda el
rescate bancario, pero al menos cumplió una minúscula parte de su condena. El expresidente
de Bankia, antiguo presidente de Caja
Madrid y amigo de infancia del citado Aznar, Miguel Blesa, en cambio, tras pasar dos veladas jugando a las
cartas, abandonó el recinto carcelario para denunciar al juez que lo enchironó,
el ya exmagistrado Elpidio José Silva, y lograr apartarlo de la carrera
judicial. Aprendió de otro caso de corrupción que afecta al Partido Popular, la
trama Gürtel, del que lograron
expulsar al juez Baltasar Garzón, al tiempo que otorgaban libertad provisional
a los cabecillas de la misma: Francisco
Correa y Pablo Crespo, entre
otros. Todavía anda Blesa en trámites legales porque su avaricia es ilimitada y
lo han “pillado” también en la estafa de las preferentes y el uso de tarjetas
“negras”, inmorales y opacas, para “gastos personales” que se autoconcedió,
además de las tarjetas de representación y su sueldo millonario. Pero se
defiende, tirando de agenda y amigos, y anda suelto por la calle, velando unas
posesiones que no le dan para hacer frente a la fianza. Aún no ha escrito
ningún libro. Será por la poca experiencia carcelaria.
Miguel Blesa con Gerardo Díaz Ferrán |
Este tráfico carcelario con los pudientes no se compadece
con la rigidez que muestra con otros. Así, el Tribunal Supremo acaba de confirmar
la condena de 22 años de prisión al “loco” que se hizo pasar por cura para asaltar
la vivienda del delincuente Bárcenas. Aunque éste lleva algún tiempo entre
rejas, seguro que sale antes que el demente. Y es que no hay comparación entre
sus delitos. Uno suplantó un cura para acceder al domicilio de un ladrón,
mientras el ladrón sólo había sisado unos cuantos millones de euros -que se
sepa- de las cuentas que abastecían la financiación ilegal del Partido Popular.
Y es que para la
Fiscalía de este país y para el Código Penal, los delitos se
castigan penalmente en función de su importancia y peligrosidad. Y los de
“guante blanco” podrán ser importantes a causa del defalco cometido, pero no
son peligrosos. Todavía no han matado a nadie, aunque de tanto “adelgazar” el
gasto en las cuentas del país, para rescatar a la banca y no a los ciudadanos,
ya haya gente muriendo debido a falta de asistencia sanitaria, por carecer de
cuidados apropiados y ayudas a la dependencia y al no poder acceder a unos
fármacos y prestaciones que el Estado deja de subvencionar.
Isabel Pantoja |
Hasta el mismo presidente del Consejo General del Poder
Judicial y del Tribunal Supremo, Carlos Lesmes, deplora que la ley está pensada
para el “robagallinas” y no para el “gran defraudador ni los casos de tanta
corrupción”. Es una evidencia constatable hasta por el más lelo, sin que se vea
obligado a dimitir en consecuencia.
Por eso se siguen imputando a los participantes de piquetes
informativos durante las huelgas, a quienes la Fiscalía acusa de atentar
contra el derecho de los trabajadores, de lesiones y contra los agentes de la
autoridad, con penas de prisión que acumulan hasta 99 años de cárcel, según
asegura Rodolfo Benítez, miembro de la Ejecutiva del sindicato Comisiones Obreras. No es de extrañar, por tanto, que sean
centenares los sindicalistas que se enfrentan a acciones penales y
administrativas que, a juicio de la autoridad pertinente, son mucho más graves
y peligrosas que robar dinero público o estafar a los clientes de un banco.
Con todo, resta por asistir a alguna medida ejemplarizante
para que los ciudadanos confíen, con alboroto y sorpresa, en la Justicia. No me refiero a la
orden de detención contra Rodolfo Martín
Villa y José Utrera Molina
–suegro del exministro Alberto Ruiz-Gallardón-, cursada por la Justicia argentina, a
instancias de la magistrada María Servini, con fines de extradición para ser
interrogados por crímenes cometidos durante la dictadura de Franco y en la Transición española. Para
los “bienpensantes” nacionales, estos delitos están prescritos pues no los
consideran de lesa humanidad, aunque la Justicia Universal
así lo estime. Quedarán, pues, sin castigo. Del mismo modo que las torturas,
que tampoco se condenan si el torturado es “terrorista” (aquí no cabe lo de
“presunto”), al que no le asisten los Derechos Humanos, según la sentencia del
Tribunal Militar que ha revocado el procesamiento de cinco militares españoles
por torturas contra dos iraquíes detenidos en Base España, Diwaniya (Irak), en 2004, a pesar de que se
aprecie nítidamente en un vídeo difundido por el diario El País en 2013.
Duques de Palma de Mallorca |
La medida ejemplarizante, que acaparará las portadas de
diarios y revistas y llenará de contenido las tertulias y programas del
“corazón”, será el ingreso en prisión de Iñaki
Urdangarín, el balonmanista que se casó con Cristina de Borbón y Grecia,
duquesa de Palma de Mallorca e hija del rey “abdicado”, y se dedicó a amasar
una fortuna, gracias a sus relaciones políticas y el asesoramiento de su socio,
Diego Torres, también imputado. Esa,
y la del ingreso de la Pantoja ,
serán las fotos que darán la vuelta al mundo. Entonces se escribirán
editoriales y se elaborarán densos reportajes para que la población aprecie que
todos somos iguales ante la ley, aunque unos más que otros. Porque siempre
habrá pardillos que servirán de chivos expiatorios en los que la Justicia descargará todo
el peso de una ley que nos protege de los “robagallinas”, para que los demás
entren y salgan, al grito de: Luis, sé
fuerte, aguanta. ¡Y es que la cárcel
tiene últimamente un tráfico…!
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