"... Si los griegos decidieran no aprobar el plan de ajuste, y con él el 50% de la quita sobre su deuda, la quiebra del país sería casi instantánea si, efectivamente, la Eurozona dejara de prestarle ayuda financiera. Sin embargo, Grecia juega en ese sentido con ventaja porque sabe que eso es altamente improbable. ¿Por qué?
Pues porque desde el momento en el que se declarara la quiebra griega los bancos franceses y alemanes, principales tenedores de los más de 26.000 millones de deuda griega en circulación, estarían, si no en quiebra muy próximos a la misma, es decir, deberían ser intervenidos y recapitalizados a cuenta de los presupuestos de sus respectivos países (adviértase que, curiosamente, sus gobernantes han sido los dos primeros en llamar al orden a Papandreu).
Pero ahí no acaba todo. Esos bancos, al comprar la deuda soberana griega adquirieron también seguros para cubrirse del riesgo de quiebra (los famosos CDS) y los principales vendedores de esos CDS son, mire usted por dónde, bancos y empresas aseguradoras estadounidenses. La conclusión es clara: la quiebra griega no sólo provocaría la quiebra de los bancos europeos que poseen su deuda sino también pondría en grandes dificultades a los bancos estadounidenses que vendieron seguros para proteger a los compradores de dicha deuda. El riesgo sistémico se extiende ahora a la inversa de como ocurrió con las hipotecas basura que llegaron desde Estados Unidos contaminando el balance de los bancos europeos. Ante este panorama, no es de extrañar que los mercados se hayan comenzado a desplomar y el nerviosismo, cuando no el pánico, sea la sensación dominante."
Más en: "Cuando la democracia entra por la puerta, el mercado sale por la ventana", de Alberto Montero, en Rebelión.
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