Según los sondeos, la suerte está echada. Parece que, como la vida, nada va a cambiar lo que está ya configurado de antemano. Unos se saben ganadores y otros perdedores, como en la vida. Pararse a pensarlo resulta inútil, pero obligan a un día de reflexión, por si los dioses se compadecen. Poco dado a planificar ni mi vida, opto por regalarme los oídos con música y dejar que la lluvia arrulle mis pensamientos. Hay días en que todo se cubre de gris y es mejor no decidir nada. Sólo aguardar los acontecimientos, capear el temporal y estar tristemente en alerta.
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